tag:blogger.com,1999:blog-78975767914259167222023-11-15T20:16:58.138+01:00GALOREGORamónhttp://www.blogger.com/profile/05484809848667700670noreply@blogger.comBlogger6125tag:blogger.com,1999:blog-7897576791425916722.post-47595050756976942642010-06-15T01:40:00.000+02:002010-06-15T01:40:22.557+02:00DE LA GUERRA (IV)<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text1;">10 La vida real adopta en sus probabilidades el lugar de la concepción del extremo absoluto<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">De este modo, todo acto de guerra se aleja de los rigores de la ley. Si un acto extremado de guerra no puede ser contenido, se permite que el juicio determine los límites del esfuerzo necesario al acto bélico, y esto solo puede ser hecho fundamentado en datos retirados del mundo real con base en las leyes de la probabilidad. Debido a que los beligerantes ya no son meros conceptos y sí estados individuales y gobiernos, debido a que la guerra no es un<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>ideal y si un procedimiento radical y definitivo, la realidad proporciona los datos para calcular la cantidad desconocida de esfuerzo necesario a la contienda.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">Analizando la situación del adversario, su carácter, medidas y las relaciones que lo rodean, cada lado establecerá conclusiones, con base en la probabilidad hará un esbozo del otro lado y actuará en consecuencia. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><b><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text1;">11 Surgimiento del objetivo político<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-weight: bold; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">Una pregunta que habíamos dejado para más tarde surge ahora por si misma y trata del objeto político de la guerra. La ley del extremo, el punto de vista para desarmar el adversario y como someterlo, ha dominado hasta ahora el lugar del objetivo o finalidad de la guerra. Cuando la ley del terror extremo pierde su fuerza, el objeto político se pone de manifiesto. Si todas las consideraciones son cálculos de probabilidad basadas en determinadas personas y relaciones, entonces, el objeto político, constituyendo el motivo original, pasa a ser el principal factor de toda negociación. Cuanto menor sea el sacrificio que queremos imponer a nuestro oponente, menor serán los medios de resistencia que él empleará. Y cuanto menos sean los medios, menos será el esfuerzo requerido. También, cuanto más pequeño sea nuestro objetivo, menor será su valor y con mayor facilidad estaremos propensos a abandonarlo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">Por tanto, el objeto político, como motivo original de la Guerra, será la base para determinar todo el complejo militar y todo el esfuerzo que habrá de aplicarse. No ocurre por si mismo, pero ocurre en función de los estados beligerantes, debido a que ellos se preocupan con realidades y no con abstracciones. Un único e idéntico objetivo político puede producir efectos totalmente diferentes entre diferentes personas, y también entre las mismas personas en diferentes momentos. Consecuentemente, solo podemos admitir el objeto político como unidad de medida si consideramos su naturaleza y los efectos sobre los elementos en que se mueve. Es relativamente fácil verificar que el resultado puede ser muy diferente en acuerdo a los elementos que lo animan y el vigor espiritual que ponen de manifiesto los actores entre sí. Es muy probable que, debido a la pasión existente entre dos estados, un motivo insignificante para la guerra pueda producir consecuencias totalmente desproporcionadas y con contenido altamente explosivo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">Esto se aplica al esfuerzo que habrán de realizar los estados en su objetivo político para que la acción militar cese en si misma. A veces el esfuerzo puede ser un objetivo intermediario como, por ejemplo, la conquista de una provincia. Otras veces, el objeto político en sí mismo no es adecuado al objetivo de una acción militar. En tales casos, cada lado deberá escoger la alternativa más adecuada al objetivo final y mantener en relente la conclusión de la paz. Pero, también en esto, la debida atención al peculiar carácter de los estados habrá que conjeturarlo siempre. Existen circunstancias en que la alternativa de guerra sobrepasa el objetivo político con el fin de asegurarlo. El objeto político deberá sobreponerse a la altura del objetivo militar para tener más influencia en si mismo. Cuanto más indiferentes sean los medios de guerra y menor sea el sentimiento de mutua hostilidad entre los estados, en muchas ocasiones el objeto político acaba siendo decisivo.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">Si el objetivo de una acción militar es un equivalente del objeto político, tal acción militar será disminuida si reducimos el objetivo político, y este, en mayor grado, dominará aquel. Y como hemos explicado, sin que haya contradicción en la explicación, pueden existir guerras de todos los tipos en los más variados grados de importancia y violencia, con un simple ejército de observación hasta una guerra de exterminio. Esto, no obstante, nos lleva a otra pregunta que habremos de desarrollar y responder.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span lang="EN-US" style="color: black; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR;"><object height="385" width="480"><param name="movie"
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif;"><b><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt;"><div style="text-align: justify;"><b><span lang="ES" style="color: black; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">6. La Guerra nunca es un acto aislado<o:p></o:p></span></b></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;">Recordando el primer punto, ninguno de los dos oponentes es un ente abstracto del otro, ni aún recordando que el factor suma de resistencias no dependa de cosas objetivas, esto es, la voluntad. La voluntad no es una cantidad enteramente incuantificable; conociéndola hoy, indica como deberá ser mañana. La guerra no surge espontáneamente ni se esparrama instantáneamente; cada uno de los oponentes forma opinión del otro, en gran medida por saber quien es y lo que hace, en lugar de juzgarlo, estrictamente hablando, por lo que será o hará. Pero, en este momento, el hombre con su organización incompleta está por debajo de la línea de absoluta perfección y, por lo tanto, esas deficiencias influyen en ambos lados y modifican sus principios. </span></span><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><o:p></o:p></span></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">7. No consiste en un decisivo y mortal golpe</span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;">El segundo punto da lugar a las siguientes consideraciones:<o:p></o:p></span></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;">Si la Guerra termina como consecuencia de una solución o de varias y simultaneas soluciones, toda preparación para su ocurrencia debe haber tendido naturalmente al extremo para que ninguna falla pudiese ser reparada. Del mismo modo, el mundo real nos ofrece un guía para hacernos entender que la preparación del enemigo se hace tan prevente como la nuestra. Cualquier otro pensamiento cae en el campo de la abstracción. <o:p></o:p></span></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;">Toda Guerra se resolvería en si misma, en una solución o en la suma simultanea de resultados, si toda la suma de medios exigidos para la lucha se empleasen o pudieran emplearse de una vez. Como un resultado adverso disminuye necesariamente los medios de combate, es de suponer que si todos son aplicados en el primero asalto no habrá condición para imaginar la existencia de un segundo. Todo acto hostil que tiene continuidad pertenece esencialmente al primer acto y, en realidad, solo se distingue por su duración. <o:p></o:p></span></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;">Pero ya hemos visto que en la planificación de los pasos para una guerra real, en su estado conceptual meramente abstracto y bajo influencia de mutua reacción, los medios de guerra previstos en la hipótesis de un momento extremado siempre son mantenido por debajo del máximo esfuerzo posible, de tal forma que la máxima fuerza no sea utilizada toda de una vez.<o:p></o:p></span></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;">Esto se fundamenta en la naturaleza del poder y su aplicación, pues las fuerzas (ejército, el país con su población, extensión territorial y los posibles aliados) no pueden ser conducidas al combate todas al mismo tiempo. <o:p></o:p></span></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;">De hecho, el país con su población, además de constituir fuente de toda y cualquier fuerza militar, es en sí misma parte integral de los medios empleados en la guerra y proveen recursos, ya sea en el palco de batalla o en las condiciones morales que habrán de ejercer extraordinaria influencia en los resultados.<o:p></o:p></span></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;">Es posible dejar que todas las fuerzas militares de un país combatan al mismo tiempo, pero no en todas las fortalezas, en todos los ríos, en todas las montañas y en todos los lugares que exista población para defenderla. En definitiva, no en todo el país, a menos que sea tan pequeño que pueda ser abordado por el primer acto de guerra. Por otro lado, la cooperación de los aliados no depende de la voluntad de los beligerantes, ni de la relación política de los Estados entre sí, pues en muchas situaciones el apoyo cesa después de iniciada la guerra o aumenta con el fin de conseguir cierto equilibrio entre los poderes.<o:p></o:p></span></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;">En muchos casos, toda la resistencia que se puede poner en actividad es mucho mayor de lo que se supone, y que a menudo restaura el equilibrio de poder, gravemente afectado en el primer ataque. Por ahora es suficiente mostrar que usar toda la fuerza disponible en una determinada batalla está en contradicción con la naturaleza de la guerra.<o:p></o:p></span></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;">Lo dicho no aporta ningún elemento para relajarse en el esfuerzo de juntar fuerzas y vencer el primer combate. No obstante, debido a algún problema que no sea favorable, no es conveniente exponerse deliberadamente al fracaso del primer momento y someterse a consecuencias desagradables en momentos subsecuentes. <o:p></o:p></span></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;">La posibilidad de obtener más tarde resultados mejores lleva el hombre a refugiarse en esta expectativa debido a la preocupación por la realización de esfuerzos excesivos. Por tanto, las fuerzas no se concentran y no se adoptan medidas enérgicas para decisión en un primer combate. Cualquier beligerante que omita su debilidad proporciona al otro un terreno ideal para el objetivo de limitar sus propios esfuerzos y, por tanto, una vez más, y por acción recíproca, las acciones en escalas limitadas son conducidas con esfuerzo por debajo de sus posibilidades.</span></span><span lang="ES" style="color: black; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"> <o:p></o:p></span></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">8. El resultado nunca es absoluto<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;">El resultado de una Guerra no debe considerarse en si mismo un resultado final. El Estado conquistado frecuentemente ve en ella un mal paso, que puede ser corregido algunas veces por medio de combinaciones políticas capaces de modificar el grado de tensión y otorgar vigor para que se pueda reanudar en momento más apropiado. </span><o:p></o:p></span></div></div><div align="left" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt; text-align: left;"><span lang="EN-US" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><object height="385" width="480"><param
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Ahora vamos mostrar que, al menos en teoría, es necesario</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">.<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Si queremos que nuestro oponente se subordine a nuestra autoridad debemos postrarlo en una situación que le sea más penosa que el sacrificio de prestarnos obediencia. Naturalmente, la desventaja de esta posición no debe ser transitoria, por lo menos en apariencia, de lo contrario el enemigo, en vez de rendirse, buscará la posibilidad de encontrar un cambio a su incómoda posición. Cada cambio de posición que es producida por continuidad de la guerra deberá ser para peor, por lo menos en idea. La peor posición que un beligerante puede tener en situación de guerra es su pleno desarme. Si por tanto el enemigo es reducido a sumisión por un acto de guerra, deberá ser positivamente desarmado y puesto en estado de considerar una amenaza mayor cualquier otra posibilidad. De esto se deduce que el desarme o derrocamiento del enemigo, o como queramos llamarlo, deberá ser siempre el objetivo de la guerra. Ahora bien, guerra es siempre el choque de dos cuerpos hostiles en colisión; no es la acción de un poder vivo sobre una masa inerte porque en un estado de absoluta resistencia no habrá guerra. Por lo tanto, lo que queremos decir es que el objetivo de guerra se aplica a ambas partes. Aquí tenemos, pues, otro caso de acción recíproca. Siempre que no consigamos derrotar el enemigo debemos pensar que él podrá derrotarnos y entonces dictará las leyes que quisimos imponerle. Esta es la segunda acción recíproca y conduce a una segunda acción extrema (segunda acción recíproca)<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 150%;">5. Cambios sobre el campo<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Razonando en abstracto, la mente no consigue parar en un extremo, justamente porque tiene que pensar en ese extremo y superarlo por un conflicto entre sus propias fuerzas y obediencia a sus sentimientos internos. Si de la concepción pura de una guerra quisiéramos deducir un punto en auxilio de medios que queremos aplicar y el objetivo propuesto, la constante de acción recíproca nos elevaría a extremos imperceptibles pero repletos de nuevas ideas transportadas continuamente por un tren de sutilezas. Si adherimos a lo absoluto, debemos evitar la dificultad que el choque de la pluma pueda causar e insistir en el rigor lógico de que la acción extrema continuará siendo el objetivo y un mayor esfuerzo deberá ser realizado en aquella dirección y, tal como el trazo de una pluma sobre un simple papel, su ley será adaptada a la vida real. <o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Aún suponiendo que la extrema tensión entre fuerzas fuera un dato absoluto que pudiera ser fácilmente determinado, mismo así debemos admitir que la mente humana la sometería así mismo como una especie de quimera. En muchos casos aparecerá un despilfarro innecesario de poder que podrá estar en oposición con otros principios de estrategia, un esfuerzo desproporcional de la voluntad en dirección del objetivo y que sería imposible de ser realizado por el deseo humano que no deriva su impulso de sutilezas lógicas. <o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">Pero todos los pensamientos toman una forma diferente cuando pasan de lo imaginado a la realidad. En la forma todas las cosas están sujetas al optimismo y debemos imaginar que ambos lados lucharán por la perfección, incluso después de alcanzarla. ¿Esto es posible en la realidad? Lo será si:<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">1 La Guerra se convierte en un acto aislado que surge de repente y no tiene conexión con la historia anterior de los estados. <o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">2 Si la Guerra se limita a una única solución o a varias y simultaneas soluciones.<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">3 Si dentro de sí contiene la solución completa y perfecta, libre de cualquier reacción contra ella por expectativa de un previo cálculo político de la situación que de ella se derive. <o:p></o:p></span></div></div><div align="left" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt; text-align: left;"><span lang="EN-US" style="color: #1f497d; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;"><object height="385" width="480"><param
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width="480" height="385"></embed></object><o:p></o:p></span></div>Ramónhttp://www.blogger.com/profile/05484809848667700670noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7897576791425916722.post-87444108543514170072010-06-10T01:22:00.000+02:002010-06-10T01:22:13.615+02:00DE LA GUERRA (I)<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial; font-size: small;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 13px;"><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12.0pt; text-align: center;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Arial Black","sans-serif"; font-size: 16.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES;">Libro I – Sobre la naturaleza de la guerra<o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12.0pt; text-align: center;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Arial Black","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES;"><a href="http://www.clausewitz.com/readings/OnWar1873/TOC.htm">Traducción libre</a> de GALOREGO<o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12.0pt; text-align: center;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Arial Black","sans-serif"; font-size: 16.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES;">Capítulo I<o:p></o:p></span></b></div><div align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12.0pt; text-align: center;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES;">¿Que es la guerra?<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES;">1. Introducción<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">La propuesta es examinar inicialmente los elementos básicos del tema. A seguir, estudiamos cada parte o rama y, por ultimo, su totalidad, en todas sus relaciones – avanzando así desde lo más simple hasta lo más complejo. No obstante será necesario iniciar dando antes un vistazo a la naturaleza del todo, porque es particularmente necesario que, en consideración de cualquiera de las partes, el todo debemos mantenerlo constantemente bajo el dominio de nuestra mirada. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES;">2. Definición</span></b><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES;">.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">No usaremos cualquiera de las obtusas definiciones de Guerra utilizadas por publicistas. Conservaremos la esencia del objeto en si mismo como un duelo. Guerra no es otra cosa sino un duelo en escala gigante. Si pudiéramos concebir como unidad el incontable número de duelos que componen la guerra, lo haríamos mejor por suponer a nosotros mismos como luchadores. Cada uno se esforzaría por someter el adversario al arbitrio de nuestra voluntad: primero lo envolvemos y , a seguir, le hacemos ver que será incapaz de ofrecer resistencia. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">Por tanto, Guerra es un acto de violencia practicado con el objetivo de conducir el oponente a los dominios de nuestra voluntad. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">La violencia se arma a si misma con inventos del Arte y la Ciencia con el fin de luchar contra la violencia. Restricciones autoimpuestas, la mayoría imperceptibles o poco mencionadas, en condición de ley internacional integran el concepto de violencia sin retirarle poder.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text1;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>3. Uso de la fuerza<o:p></o:p></span></b></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">Filántropos pueden fácilmente imaginar que existan medios habilidosos de desarmar y prender el enemigo sin causar derramamiento de sangre y que esta es la tendencia notable del arte de la guerra. No obstante, por muy meritoso que esto parezca, es un equívoco que debe ser eliminado, pues en acciones tan peligrosas como la guerra los errores que proceden de un espíritu de benevolencia suelen ser los peores. Con el uso del poder físico en su máxima extensión por medios que excluyen el uso de la inteligencia se concluye que aquel que usa la fuerza indiscriminadamente, sin preocuparse con el derramamiento de sangre, debe obtener superioridad sobre el adversario si este no combate en la misma medida. Por tales medios, el que combate con violencia dicta la forma de guerra a su enemigo y ambos radicalizan el combate teniendo como limite las armas que cada lado dispone en el instante de la lucha.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">Este es el modo por el cual la materia debe ser vista. Los detalles relatados en minucias excita la repugnancia, luego no tienen ningún propósito, aún actuando contra el propio interés, seguir adelante en la real naturaleza del asunto.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">Si la Guerra entre pueblos civilizados es menos cruel y destructiva que la Guerra entre salvajes esto se debe a la condición social de los Estados y al tipo de relación que entre sí mantienen. En determinadas condiciones sociales la guerra se plantea y puede ser sometida a algunas condiciones por las que será controlada y modificada. Pero estos acuerdos no pertenecen a la guerra en si misma, son solamente condiciones establecidas e introducirlas en la filosofía de la guerra como principio de moderación podrá significar un verdadero absurdo.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">La lucha entre hombres se obtiene por medio de dos diferentes elementos: sentimiento de hostilidad y visión hostil. En nuestra definición de guerra escogemos el segundo elemento porque es el más generalizado. Es imposible concebir pasión de actos tan salvajes bordeando la naturaleza del puro instinto si no se le añade la idea de intención hostil. Por otro lado, la intención hostil debe siempre existir sin que necesariamente venga acompañada en algunos o en todos los eventos de guerra por un sentimiento extremo de hostilidad para con el enemigo y verlo como teniendo hostilidad para el primero. Entre salvajes la visión hostil emana del sentimiento que precede un acto de guerra. Entre naciones civilizadas la visión hostil predomina por causa de desentendimientos que no son consecuencia de un estado de barbarie sino de un estado cultural entre ellos, asistida por instituciones que increpan bajo determinadas circunstancias que, aunque no se encuentren en todos los casos, prevalecen en la mayoría de ellos. En resumen, también las naciones más civilizadas<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>pueden guerrear entre sí con pasional odio. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">Vimos como puede ser falaz referirse a la Guerra entre naciones civilizadas y considerarla como un acto inteligente de sus gobiernos e imaginarlos como se fríen en el fuego de lucha con todo el sentimiento de la pasión requerida si no fuese necesario el uso de armas de combate y el odio pudiese ser resuelto con una simple cuenta algébrica.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR;"> <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">La teoría caminaba en esta dirección hasta que los resultados de la última guerra enseñaran respuesta mejor. Siendo la guerra un acto de fuerza, a ella pertenece necesariamente todo el sentimiento hostil. Si la guerra no tiene origen en el sentimiento hostil, ella reacciona más o menos delante de este sentimiento y no depende del grado más o menos de civilización y sí de la importancia y duración de los intereses envueltos en el estado de guerra.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">No obstante, si encontremos naciones civilizadas que no matan sus prisioneros y no destruyen campos y ciudades, es por causa de que su inteligencia ejercita gran influencia en los modos de conducir la guerra y han aprendido medios más eficaces de aplicar fuerza que por la rudeza de un mero instinto. El descubrimiento de la pólvora y la invención de armas de fuego son pruebas suficientes de que el objetivo de destruir al adversario está presente en la toda concepción de guerra y no ha sido cambiado o modificado a través del progreso y de la civilización.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">Por lo tanto, repetimos la sentencia de que Guerra es un acto de violencia y que no conoce límites en su aplicación.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR;"> </span><span lang="ES" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;">Cuando uno dicta obligaciones al otro, en ese momento se plantea un tipo de acción recíproca que los lleva a un estado extremo de violencia. Es esta primera acción recíproca, en su estado de máxima violencia, el objetivo de nuestro estudio.<o:p></o:p></span></div><div align="left" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 12.0pt; text-align: left;"><span lang="EN-US" style="color: #1f497d; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: EN-US; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: PT-BR; mso-themecolor: text2;"><object height="385" width="480"><param
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</span><br />
<span lang="ES">He aquí un gráfico muy interesante que yo me he permitido surrupiar (afanar, furtar) de mi venerado amigo Paul Krugman. Por donde quiera que se mire, España se muestra en mejor condición económica que la presentada por el Reino Unido o los EEUU. El déficit español como porcentaje del producto interior bruto está abajo del mostrado por los dos campeones del capitalismo financiero. Proporcionalmente, la deuda española tiene un largo camino para alcanzar la deuda relativa al PIB declarado por Grecia e Italia. Luego, la economía vista por tan sinérgico foco parece sonreír a nuestro tristiño Zapatero. ¿En virtud de qué el señor Rajoy le da tanta lata y se muestra tan insolidario en el parlamento de España?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES"> Comemos en el mismo rancho de la moneda que da brío a la Europa de Carlos Magno y a la que Felipe II no supo unir. Si el estómago español sufre úlcera, la cabeza alemana sufrirá los dolores que emanen de tan profunda llaga y, por el riego de la arteria que llega a los pies, la bota italiana se verá impedida de marchar hacia la economía del bienestar. Pobre Grecia, pobre Portugal, pobre Irlanda, la de Breogan, y ahora también Hungría, la de Budapest.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES">Política fiscal, política monetaria y política restrictiva de gastos es el conjunto de medidas adoptadas por el primer de España para solventar el problema de la deuda. Por la política fiscal se pretende arrancar dinero del pueblo y dejarlo a disposición del creedor en el momento oportuno, y así bajará la deuda. Reduciendo el sueldo del sector público habrá menos dinero para gastar y el PIB bajará como consecuencia de un descenso de la actividad económica. Porcentualmente estaremos en el mismo lugar pero en un plano inferior de producción y bienestar. Hemos perdido autonomía en asuntos de política monetaria y por tanto estamos impedidos de pagar cuentas con emisión de moneda, no obstante, el euro va perdiendo fuerza en relación a otras monedas, que también se devalúan y esto nos ayudará a vender más cantidad de bienes por el mismo dinero. Y esto significa que habrá necesidad de más trabajo para recuperar el PIB perdido por efecto de la crisis. ¡Y ya está! Todo resuelto y a volar a caballo de los modelos polikrugmáticos con asas agitadas por el principio de <a href="http://www.youtube.com/watch?v=GTu8GICblA4&feature=related">Tinkerbell</a>.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES">Bueno, un final feliz sería predecible si no fuera o fuese un tal de Ratex.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES">¿Y saben ustedes quien es ese tal de Ratex?<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES"> Ratex es anagrama de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rat</i></b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">ional <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">ex</b>pectations, </i>expectativa racional asumida en el comportamiento de algunos modelos macroeconómicos que llevan en consideración lo que piensan sobre el futuro económico la masa obrera, las empresas y el mercado consumidor. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES">Ratex es esencial en la formulación de macromodelos estructurados en los fundamentos de la microeconomía y también en las razones que dan suporte a la economía keynesiana. Por ejemplo, las negociaciones con la fuerza sindical vendrán rebozadas con emocionantes expectativas sobre el futuro, todas muy bien racionalizadas con churumbeles de interés irracional y bien disfrazado con motivación nacionalmente divina y así encorajar el deseo mundano.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: justify;"><span lang="ES">El gran problema radica en que la verdad de las teorías humanas, aun las mejores y con aceptación generalizada, no pueden ser testimoniadas por medio de pruebas, y cualquiera que quiera probarlas será por medio de amuestras falsas de la realidad futura. La inducción viene en auxilio de esta tesis y se apoya en la experiencia para determinar como será el futuro y asegurarnos que si así ha sido ayer, así podrá ser mañana. Que hoy la vida sea diferente para 20 porciento de la fuerza desempleada en este país es un mero detalle de desvío temporal a corroborar la inercia del destino por caminos ignorados. Esto es, del gráfico de Krugman, aunque mucho se diga, poco se aclara. De la misma forma, Rajoy pidiendo que demita Zapatero poco o nada ayuda en los modelos de esperanza para los problemas de España.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12.0pt;"><span lang="EN-US"><object height="385" width="480"><param name="movie"
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